Directrices para la evaluación de impacto

La evaluación de impacto está diseñada para ayudar a estructurar y desarrollar políticas. Identifica y evalúa el problema en cuestión y los objetivos perseguidos. Ayuda a identificar las principales opciones para alcanzar los objetivos y analiza sus posibles impactos en los ámbitos económico, ambiental y social. Describe las ventajas y desventajas de cada opción y examina las posibles sinergias y compensaciones. Consiste en un conjunto de pasos lógicos para ayudar a estructurar la preparación de las propuestas de la Comisión. Poniendo a prueba la necesidad de intervención a escala de la UE y examinando los posibles efectos de una serie de opciones políticas, debería conducir a mejoras y simplificación del marco regulador. La evaluación de impacto es una ayuda para la toma de decisiones políticas, no un sustituto de ella. La evaluación de impacto informa a los responsables políticos de los posibles impactos de las medidas propuestas para abordar un problema identificado, pero les deja decidir si proceder y cómo hacerlo. No todas las evaluaciones de impacto parecen iguales. El tiempo y la profundidad del análisis requeridos dependen de la importancia de los impactos probables, y algunos elementos del análisis deben desarrollarse más que otros. Las Directrices ofrecen orientaciones generales a los servicios de la Comisión y establecen los procedimientos y pasos para la evaluación de los posibles impactos de las diferentes opciones políticas. De conformidad con la iniciativa de 2005 para el crecimiento y el empleo, la Comisión ha integrado, desde marzo de 2006, una medición estándar de los costes administrativos en sus evaluaciones de impacto. La Comisión revisó sus Directrices en 2009, basándose en una evaluación externa del sistema de evaluación de impacto de la Comisión en 2006/2007, la experiencia del Comité de Evaluación de Impacto independiente desde su creación a finales de 2006 y las experiencias de los servicios de la Comisión en la preparación de evaluaciones de impacto. Si bien las Directrices están destinadas al uso interno de la Comisión, la participación de las partes interesadas es esencial para garantizar la calidad del producto final. Por consiguiente, la Comisión celebró una consulta pública sobre las Directrices en junio/julio de 2008. Las Directrices finales se publicaron en enero de 2009.