Los riesgos del cambio climático en una ciudad o pueblo deben caracterizarse desde el punto de vista de varios aspectos: la amenaza climática (condiciones climáticas proyectadas); contexto de la ubicación geográfica (por ejemplo, zona costera, región montañosa, etc.); y sectores y sistemas afectados (por ejemplo, salud humana, infraestructura, transporte, puertos, energía, agua, bienestar social, etc.), incluidos los impactos en los grupos más vulnerables (por ejemplo, las personas de edad avanzada, las personas sin hogar, las personas en riesgo de pobreza, etc.).

Este paso apoya a las ciudades firmantes del Pacto de los Alcaldes para desarrollar su Evaluación de Riesgos y Vulnerabilidad (RVA). En virtud del marco de presentación de informes del Pacto de los Alcaldes, la Evaluación de Riesgos y Vulnerabilidad incorpora datos sobre los peligros climáticos, los sectores vulnerables, la capacidad de adaptación y los grupos de población vulnerables. En términos de peligros climáticos, se pide a las ciudades signatarias que definan la probabilidad y el impacto de los peligros más relevantes, su cambio esperado en intensidad y frecuencia, así como los plazos. Esto se hace a través de una indicación definida del nivel de confianza. Para cada peligro climático identificado, se definen los sectores vulnerables y su nivel de vulnerabilidad. Además, se define una evaluación de la capacidad de adaptación a nivel sectorial, utilizando categorías de capacidad adaptativa positiva, como el acceso a los servicios, la capacidad gubernamental e institucional, la capacidad física y ambiental, el conocimiento y la innovación. También es posible asignar indicadores para los sectores vulnerables identificados y la capacidad de adaptación. Todos los componentes descritos anteriormente del RVA, junto con los indicadores de muestra, están disponibles en la plataforma de informes MyCovenant (véase también la versión de trabajo fuera de línea de la plantillade informes).

Las evaluaciones de riesgos se centran principalmente en los cambios proyectados en las condiciones climáticas, el inventario de los activos potencialmente afectados, la probabilidad de que el impacto ocurra y las consecuencias resultantes. Las evaluaciones de vulnerabilidad enfatizan la exposición, la sensibilidad y la capacidad de adaptación de los sistemas, activos y poblaciones. Las evaluaciones integradas de riesgos y vulnerabilidades abordan tanto la vulnerabilidad como los impactos de los peligros climáticos.

Los métodos diseñados para la evaluación del riesgo y la vulnerabilidad pueden dividirse en métodos descendentes, que generalmente se basan en datos cuantitativos (por ejemplo, datos censales, modelos climáticos reducidos) y cartografía de uso; y métodos ascendentes que a menudo emplean conocimientos locales para identificar riesgos y son generalmente de naturaleza cualitativa.

Las evaluaciones de vulnerabilidad basadas en indicadores utilizan conjuntos de indicadores predefinidos que pueden ser tanto cuantitativos como cualitativos y pueden evaluarse mediante modelos o consultas con las partes interesadas.

Un método rápido de detección de riesgos, que se basa en los conocimientos existentes, puede emplearse de primera mano para tener una comprensión más clara de las necesidades de una evaluación en profundidad.

La elección de la metodología de evaluación del riesgo o la vulnerabilidad debe guiarse por:

• Recursos humanos y financieros disponibles;
• Disponibilidad de datos;
• Los conocimientos existentes;
• Nivel de participación de las partes interesadas;
• Escala y gama de riesgos potenciales;
• Tipo de productos preferidos para una mayor planificación de las medidas de adaptación.

Independientemente del método aplicado, la evaluación debe tener en cuenta, como mínimo, los siguientes elementos:

• Tendencias de diversas variables climáticas (por ejemplo, temperatura media y extrema, número de días con calor extremo, eventos de lluvia intensiva, cubierta de nieve), idealmente basados en una variedad de escenarios climáticos diferentes;
• Los impactos (directos e indirectos) previstos (amenazas y oportunidades) mediante la identificación de los peligros más relevantes, así como las zonas de la ciudad que corren el mayor riesgo, dada la superposición de la distribución espacial del total de la población, las poblaciones vulnerables, las actividades económicas y los valores económicos;
• Escala temporal, como a corto, medio (por ejemplo, 2050) o a largo plazo (por ejemplo, finales de siglo);
• Una indicación sobre el nivel de confianza (por ejemplo, alto, medio, bajo) para tales impactos, con el fin de facilitar el proceso de toma de decisiones, dado el grado de incertidumbre asociado a los resultados.

El seminario web del Pacto de los Alcaldes sobre «Evaluación de riesgos y vulnerabilidades» presenta las experiencias de las ciudades signatarias del Pacto y su enfoque para llevar a cabo un RVA.